sábado, 28 de noviembre de 2009

una historia real. (Continuación....)

Por: Ruly

Empezaron a cambiar rápidamente mis actividades, pues ahora tenía el fuerte interés por capacitarme para presentar el examen de admisión para ingresar a la Escuela Vocacional de Ciencias Medico biológicas del Instituto Politécnico Nacional, y como para mí no había limitantes ni complejos por mi origen pueblerino, que a estas alturas ya prácticamente estaba totalmente adaptado al Distrito Federal, rápidamente me inscribí para asistir a los cursos de preparación para este examen en el canal 11 de televisión del IPN, realmente éramos muy pocos asistentes, tal vez porque mucha gente desconocía este programa y de esto me dí cuenta una vez que ingresé a la Escuela.

A este curso asistía por las mañanas y continuaba asistiendo a la Escuela Secundaria por la tarde noche, y me daba mi tiempo para continuar con mis actividades de costumbre, aunque con menos frecuencia, y así transcurrió el tiempo.

Llegado el momento de presentar el examen de admisión, yo me sentía más que capaz porque los cursos de preparación fueron impartidos por profesores con mucha capacidad y dedicación que a la fecha los recuerdo con mucho cariño ya que marcaron mi vida, detectando algunas capacidades que yo tenía para materias propias de carreras de Ingeniería en cualquier rama, dependiendo de la preferencia.

Presentamos el examen una gran cantidad de aspirantes para diferentes Escuelas, recuerdo muy bien el enorme deseo y preocupación a la vez, de la gran mayoría por aprobarlo, y lo que siempre sucede después de un examen, viene el intercambio de preguntas e impresiones como: en la pregunta tal... tú que contestaste, no la respuesta correcta es tal…. etc., etc. y de inmediato tiene uno una idea de que tan bien o que tan mal nos había ido.

Se llegó el momento de conocer los resultados, y para esto como hasta la fecha ocurre, las listas se publican en cada escuela y uno tiene que llegar para revisar y encontrar ó no su nombre, ya que solo se publican los nombres de los aprobados, si tu nombre no aparecía es que no habías aprobado el examen, por lo que son momentos de mucho nerviosismo a pesar de la seguridad que se tenga de haber aprobado el examen desde los minutos siguientes después de haberlo presentado.

Mi nombre salió publicado, por lo que desde ese momento yo ya me sentía parte del Instituto Politécnico Nacional, y a partir de aquí ahora sí me interesaba conocer todo lo que era este Instituto, por tanto me dí a la tarea de conseguir toda la información que existiera.


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miércoles, 14 de octubre de 2009

una historia real. (Continuación...)

Por: Ruly

Esta era mi actividad diaria, regresando de la escuela por las noches me ponía a hacer tareas y estudiar para algún examen, para tener libre toda la mañana del día siguiente y cuando había que revisar algo en alguna biblioteca, dejaba de hacer otras actividades y me dedicaba siempre primero a la escuela.

Fui dominando mi ruta para ir a la escuela y lo empecé a hacer a pie, ahorrándome así lo que me daban para mis pasajes y esto si se lo hice saber a mi madre para que se ahorrara esa parte de los gastos.

De manera aislada, mi madre luego me daba dinero algún fin de semana para que me fuera al cine y éste era otra diversión que tenía que experimentar, sin embargo tal vez porque implicaba un gasto, no me llamaba mucho la atención como ocurría con el básquetbol y el ajedrez en la Casa del Lago que no implicaban ningún gasto solamente tenía que caminar para llegar a cada lugar.

Así trascurrieron mis tres años en la secundaría, sentía que estaba aprendiendo bastante sobre todo de literatura, física y química y matemáticas.

Empecé a tomarle mucho cariño a las matemáticas, por una fuerte influencia de mi hermano mayor que había estudiado el nivel Vocacional en el Instituto Politécnico Nacional y él me transmitía todos sus conocimientos, esto se me facilitó muchísimo para entender las matemáticas y la física, y las demás materias para mí eran agradables y fáciles de manera que no reprobé ninguna materia.

Yo no conocía lo que era el Instituto Politécnico Nacional, por lo tanto no había punto de comparación entre una Escuela Prevocacional y la Secundaria Nocturna en donde me encontraba estudiando por lo tanto no viví deseando mi ingreso a la Prevocacional, sin embargo conforme fueron pasando los años, en el último año de la secundaria como es obvio empecé a investigar sobre las diferentes carreras que había tanto en la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional y me incliné por algo relacionado con las Ciencias Biológicas por lo tanto una de las mejores escuelas era la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas pero para esto había que estudiar la Vocacional y tenía que ser en la Vocacional de Ciencias Medico biológicas.

Investigando todo me enteré que para esto había que presentar un examen de admisión y que se impartirían unos cursos de preparación para este examen en el canal 11 de televisión del IPN.

De inmediato me fui a investigar y efectivamente se estaban preparando éstos curso que serían totalmente gratuitos, por lo que ya tenía todo listo solo había que enfocar los cañones a aprobar este examen de admisión y poder así ingresar al IPN, los objetivos estaban más que claros.
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jueves, 8 de octubre de 2009

una historia real. (Continuación....)

Por: Ruly

Antes de un año de haber llegado a la ciudad de México, ya tenía muchas actividades en donde me distraía, y eran actividades que me gustaban y llenaban mi vida dejando atrás los recuerdos de mi pueblo, compañeros de la escuela que se quedaron algunos tomaron el trabajo del campo, otros se refugiaron en algún internado para continuar estudiando, en fin nos dispersamos y por mi parte yo continué con vida muy activa y pronto me integré a la forma de vida de mucha gente en la ciudad de México para esto yo tenía alrededor de 13 años, tenía amistades por los lugares que frecuentaba, pero las mejores fueron los compañeros con los que jugaba básquetbol en el Plan Sexenal como ya les relaté.

Los fines de semana me trasladaba al deportivo Venusiano Carranza, acompañando a mi hermano que junto con otros compañeros de nuestro pueblo formaban un equipo de básquetbol y jugaban en torneos que se organizaban en este deportivo y los equipos pertenecían a diferentes pueblos de la Sierra Juárez del estado de Oaxaca, muchas de las veces después de que jugaban tenían que trasladarse a la casa de alguno de ellos para celebrar asambleas de todos los habitantes de nuestro pueblo radicados en la ciudad de México, estas asambleas se prolongaban hasta muy noche por lo que para mí no era muy divertido, eran mayores que yo, ya tenía yo otra forma de divertirme y por tanto esos fines de semana acompañando a mi hermano me resultaban aburridos y pronto me separé y continué mi vida.

Pronto descubrí que en el mercado de Santa Julia colonia en donde vivíamos, la señoras de la colonia San Rafael, vecina de la Santa Julia, iban a ese mercado a abastecerse de sus víveres y cargaban canastas ó bolsas que siempre necesitaban que alguien les ayudara a cambio de una propina y había un grupito de jovencitos de mi edad que se dedicaban a esto, por tanto con mucha habilidad había que acercarse a ellos para integrarse al grupo, pronto lo logré y ahí aparte del básquetbol en el Plan Sexenal obtuve un dinero que no era mucho pero siempre había para cualquier antojito que se le atravesara a uno en el camino, de éstas andanzas mi familia nunca se enteró.

Mi madre todos los días me daba lo de mi pasaje para asistir a la escuela, y en un principio antes de ganar mi dinerito propio, pasaba por la avenida Ribera de San Cosme y veía unos trompos de tacos al pastor, se me antojaban porque se veían riquísimos, pero no había dinero para uno, posteriormente ya con dinero siempre había por lo menos un día a la semana en que pasaba a comerme mis tacos saliendo de la escuela y antes de llegar a casa, este punto en especial me trae muy bonitos recuerdos y más porque a la fecha esos mismos tacos no se me antojan para nada.

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jueves, 1 de octubre de 2009

una historia real (Continuación.....)

Por: Ruly

Olvidé mencionar que al llegar a la ciudad de México, lo hicimos a la casa de mi hermano, que rentaba un departamento pequeño junto con otras personas en el corazón de la colonia Santa Julia y viniendo uno del campo obviamente ignoraba que se trataba de una de las colonias más difíciles de la ciudad de México, niños y jóvenes todo el día jugando fútbol en la calle y que al transitar por la misma había que hacerlo con mucho cuidado para evitar ser golpeado o por las personas ó por las pelotas y cuidado al reclamar porque la calle no era para transitar sino para jugar, eran realmente personas groseras malvivientes que no respetaban edades, era una calle de tierra no había pavimento.

Cuando yo salía de la casa para realizar cualquier actividad, pero principalmente para ir a la escuela me miraban como si fuera un ser extraño ó desadaptado y yo sentía el rechazo, nunca me hicieron nada y fui tomando confianza, tampoco me mezclé con ellos, solo por mi lado fui armando mi mundo y como cualquier animalito recién nacido cuando abandona su madriguera fui ampliando mi zona cada vez más, hasta que me integré totalmente a lo que era la ciudad de México, pues recorría toda la calzada México Tacuba, Ribera de San Cosme, Puente de Alvarado, llegaba al Zócalo, y me seguía hasta la zona de la merced, siempre midiendo los riesgos todo esto lo hacía a pie, dándome siempre el tiempo para regresar y prepararme para asistir a la escuela ya que la entrada era a las 17.30 hrs.

Al no contar con recursos suficientes para adquirir libros que nos recomendaban leer, la maestra de literatura nos mencionaba de las diferentes bibliotecas en donde podíamos conseguir estos libros, empecé a tomar gusto por la lectura y así fui conociendo de las bibliotecas existentes en la ciudad.

Posteriormente conocí el Plan Sexenal, y empecé a asistir a jugar basquetbol, empecé a conocer gente y como no era tan malo jugándolo, me empezaron ajuntar para armar los equipos y jugar las famosas retadoras, llegamos a ser un grupito que éramos bastante buenos, que ya no había equipo que nos ganara por tanto se empezó a manejar dinero, no era mucho, pero empecé a ganar mis primeros centavos.

Después conocí Chapultepec y me llamó mucho la atención asistir a la casa del Lago y presenciaba unos verdaderos torneos de ajedrez, me empecé a meter y aprendí a jugar el ajedrez, que después también lo jugué con unos señores ya grandes en una peluquería cercana a la casa y que eran unos verdaderos coyotes en esto, pero me sirvió porque con ellos por lo menos me fui fogueando porque nunca les gané.

Todas estas actividades las realizaba durante la mañana, sin descuidar nunca mis estudios.


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sábado, 8 de agosto de 2009

una historia real. (Continuación....)

Por: Ruly

Como ya lo mencioné en algunas de mis entradas de que en mis ratos libres me aparecía en la oficina de correos, donde trabajaba mi madre y me divertía leyendo revistas que aquí se recibían y me mantenían al tanto de sucesos a nivel nacional y mundial, de manera que a diferencia de otros compañeros, esto me fue abriendo los ojos, para saber del mundo exterior de mi pueblo, además de que ya había tenido la oportunidad de vivir poco menos de un año en la ciudad de México, por tanto mentalmente yo estaba preparado para emigrar de mi pueblo y mis objetivos eran muy claros sobre continuar estudiando y llegar a tener una profesión, nunca pensé en quedarme en mi pueblo, ya que esto implicaba trabajar con la rudeza con que lo hace la gente que trabaja en el campo y simplemente esto no era para mí.

Terminé mi sexto año, hicimos un viaje con mi madre a la ciudad de Oaxaca, para tomarme las fotografías respectivas para el certificado de Primaria, y así se iniciaron los trámites para obtener dicho certificado.

Mientras tanto mi hermano que vivía en México, estaba al tanto de los exámenes de admisión para ingresar al Instituto Politécnico Nacional a la Prevocacional, sin embargo la entrega de los certificados se retrasó demasiado de tal forma que cuando yo tuve mi certificado, los exámenes de admisión ya se habían llevado a cabo, por lo tanto no tuve la oportunidad de ingresar a la Prevocacional.

Nos encontramos con otros paisanos de nuestro mismo pueblo, y que estaban estudiando en una Escuela Secundaria Nocturna, y como el asunto era no perder el año, me inscribieron en esta Secundaria y aquí llevé a cabo mis estudios de nivel secundaria.

Así empecé a asistir a clases, al principio uno de los paisanos a quien le pidió mi madre pasara por mí todos los días en lo que yo aprendía a recorrer la ruta, y así lo hizo amablemente, tal vez por unos quince ó treinta días no recuerdo exactamente.

A diferencia de mi primera vez en México en el que fui aceptado fácilmente por los compañeritos en la escuela, aquí notaba un poquito de más hostilidad a pesar de que eran personas mayores que yo, pues era una escuela para trabajadores, sin embargo, no todos eran difíciles, la gran mayoría me aceptó con relativa facilidad, ó tal vez con indiferencia, uno llega del campo con sangre indígena, carente de malicia, creyendo que toda la gente era buena, y con el tiempo se va uno dando cuenta y va uno adquiriendo experiencia y se empieza uno a blindar no para ser malo sino para protegerte.

Menciono lo anterior porque continuamente en el grupo donde yo estaba y en general en toda la escuela sobre todo en los primeros años por cualquier situación siempre había choques, pleitos de palabra y los agarrones a la salida, esto para mí era extraño, yo nunca vi pleitos en el ambiente de donde venía, de tal forma que ahora tenía que aprender a vivir este ambiente, ya que no faltó aquel que por el simple hecho de mirarlo te reclamaba, te amenazaba y te retaba a la salida, nunca caí en estas provocaciones, en primer lugar yo no era de pleitos, no sabía meter las manos, tal vez si se hubiera presentado una situación inevitable, hubiera tenido que defenderme y tal vez hasta hubiera aprendido a meter las manos, que así es como sucede, a un perro tranquilo lo vuelves agresivo de tanto estarlo molestando, afortunadamente no tuve que llegar a estos niveles, porque además sucede algo, esta gente con estos instintos agresivos se fueron quedando, reprobando materias y otros se fueron retirando de tal forma que la gente que continuamos nuestros estudios éramos los más dedicados a estudiar y no a buscar pleitos.


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miércoles, 29 de julio de 2009

una historia real. (Continuación...)

Por: Ruly

En pleno verano se da mucha fruta de temporada como el mango, las ciruelas, las pitahayas, la caña de azúcar, algo de zapote, duraznos etc. y a manera de diversión los sábados y domingos, nos juntábamos todos los niños que teníamos la misma edad y nos íbamos a un río que se localiza cuesta abajo del pueblo, denominado el río cajones que por otro lado se junta con otro denominado río chiquito y entre ambos forma un afluente del río papaloapan, en este lugar había mangos, ciruelas y pitahayas, cabe mencionar que la temporada de las ciruelas y las pitahayas es muy fugaz, maduran demasiado rápido y había una competencia entre los pájaros y nosotros para ganar la fruta, pero como se daban en abundancia si alcanzábamos buena fruta.

El mango era una fruta cuya temporada era un poco más amplia y había mango criollo y de Manila, solo que el de Manila si era cultivado y no se podía tomar sin el permiso de los respectivos dueños

Además de aprovechar la fruta nuestra diversión era nadar en el río, no llevábamos alimentos, todo el día era con pura fruta y por la tarde regresábamos al pueblo y cada quién a su casa a tomar sus sagrados alimentos.

A nuestra edad, sin haber comido más que pura fruta durante todo el día, el haber nadado, y la caminata y de subida del río al pueblo que nos llevaba alrededor de dos horas, y generalmente llevando a nuestras espaldas en pizcadores (canastas de carrizo) ó redes algo de fruta para compartir con la familia, es de imaginarse el hambre con que se regresaba.

La alimentación básica eran frijoles con queso, tortillas hechas a mano una buena salsa y café, los días de plaza en un pueblo vecino se podía conseguir queso, tasajo (carne de res oreada y ligeramente salada para su conservación), pero no todos teníamos acceso más que a los frijolitos y la salsa, en casa generalmente había de todo pues gracias a que mi madre tenía un sueldo, además de que los productos que se sembraban en los terrenos ahora bajo la responsabilidad de mi abuela ya sea que se vendieran para tener dinero en efectivo ó bien se intercambiaban con mercancía y generalmente era con alimentos.

Los días jueves de cada semana en el pueblo nuestro había dos familias que invariablemente uno de ellos hacían barbacoa y la otra mataba marranos, para vender la carne fresca y también hacían carnitas chicharrón y morcilla y en casa generalmente se acostumbraba comprar la barbacoa para el almuerzo del día jueves, y el chicharrón la morcilla para el resto de la semana y la carne de puerco fresca se compraba para preparar la comida, esta se tenía que consumir de inmediato para evitar que se descompusiera ya que no había medios de refrigeración y ni siquiera había energía eléctrica, por tanto se tenía que recurrir en algunos casos a conservar sobre todo la carne fresca utilizando la sal. (Continuará….)

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viernes, 24 de julio de 2009

una historia real. (Continuación...)

Por: Ruly

Tuve la oportunidad de estudiar música en el barrio que me correspondía, sin embargo mi madre no me lo permitió y esta oportunidad se me presentó tan pronto como regresamos de México.

Las razones que tuvo mi madre fueron porque mi hermano mayor también tuvo la oportunidad y el sí estudió música y llegó a ser integrante de la banda de música de nuestro barrio, sin embargo el tuvo que emigrar a la ciudad de Oaxaca, para continuar sus estudios, abandonando por tanto su responsabilidad con la banda de música, esto fue motivo de reclamaciones por parte de los encargados hacia mi madre quienes no estuvieron de acuerdo en la separación de mi hermano, sin embargo siendo para continuar sus estudios obviamente el se inclinó por emigrar, esto fue motivo suficiente para que mi madre no aceptara mi incorporación cuando me hicieron la invitación, por tanto no tuve la oportunidad de aprender música, tal vez lo hubiera aprovechado bien ya que es algo que a mí me gusta puesto que años más tarde aprendí a tocar la guitarra de manera lírica y no lo hice nada mal.

Posteriormente ya estando en sexto año de primaria formamos un equipo de básquetbol, los alumnos de diferentes grados que tuvieran más ó menos la misma edad, aquí ocurría que había alumnos mayores en grados menores, porque no habían tenido la oportunidad de iniciar su ciclo escolar cuando correspondía y así se fueron retrasando de manera que en un salón de quinto ó de sexto año lo mismo había alumnos de 10 ú 11 años que de 15 ó 16, por tanto teníamos de donde formar un equipo de básquetbol y así se hizo, para esto nosotros buscamos la forma de imprimir nuestras playeras con el nombre del equipo EPR (nada tiene que ver con un actual grupo guerrillero que en aquel entonces no existía) nuestras siglas significaban: Escuela Primaria Rural.

Buscábamos contactar con escuelas de otros pueblos cercanos y organizábamos torneos ya sea que nosotros fuéramos a sus escuelas ó que ellos vinieran a la nuestra, todo se hacía en la hora de comida, ya que asistíamos a la escuela de lunes a viernes mañana y tarde con un tiempo para salir a tomar nuestros alimentos.

Como se podrá apreciar ya habíamos pasado a otro nivel, nos habíamos olvidado de las canicas, los trompos y ahora nos dedicábamos al básquetbol, y este fue otra etapa de mi vida


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